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lunes, 31 de mayo de 2010

Arturo (Darío)


Arturo odia los sinónimos. El cree que cada cosa es suficientemente particular e individual como para tener otra palabra que la describa.
Arturo no discute, no examina las posibilidades ni defiende posturas. Habla.
Arturo cree que los puntos cardinales están de más. Piensa que decir arriba o abajo alcanza. Le gusta el signo de la rosa de los vientos le hubiese gustado que se usara para una religión o el símbolo representativo de un país, algo mas importante.
Arturo se despierta de noche. Hace ejercicios de matemáticas para inducir la producción de mielina, que es una sustancia propia del cuerpo humano que, según un mail que le llegó, acelera las sinapsis entre las neuronas y eso quiere decir que se puede pensar más rápido. No sabe si acelera las sinapsis matemáticas o las de cualquier pensamiento, es decir, acordarse todos los teléfonos de utilidad de memoria o las direcciones donde hay algún edificio público.
Arturo no tolera a sus vecinos, los cree inferiores. Los ve como bebés gigantes que no entienden su idioma, que son de otro color, de otra raza, otro gen, otra conformación, tienen otro funcionamiento.

Arturo a veces pasa mucho tiempo escupiendo. Le gusta la sensación de tener la lengua y las encías secas. No toma nada muy frío, ni muy caliente.

Arturo se llama a si mismo Darío. No le interesan los sobrenombres, pero no soporta que otro haya elegido su nombre. Siempre piensa en eso, pero no le molesta que lo conozcan como Arturo.

Arturo nunca vio una porno.

Pintura: Self-Portrait, Francis Bacon

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