Dos trompetas que te despeguen las
rodillas.
Que te calmen como un té
y te iluminen como lo hace el sol.
Si,te hace caricias la miel de tu
niñez.
Ahora te envuelven las nubes, te
llenan de brillo y podés dormir bien.
Dejá esas cejas gastadas descansar y
que te pase por arriba un elefante de
algodón.
Son tuyas las horas que vienen.
Prendéle una vela al que llora con
vos.
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